El mundo actual es dinámico, la palabra tiempo es casi tan valuada como el oro y al ser tan rápido este concepto poco o nada de tiempo deja a lo que es el espíritu. El ser humano aparte de ser carne y hueso tiene un espíritu el cual aunque no le prestamos atención merece ser recordado al menos una vez al día.
Al morir no todo se acaba, lo que descansa en paz es el cuerpo pero recién empieza la actividad espiritual al mismo ritmo de lo que en antaño hacía el cuerpo. El tema paranormal es precisamente ese actividad intensa del segundo componente que he mencionado, un estudio convencional puede ver, medir, pesar, palpar pero lo paranormal demanda ir más allá de todo esto. Es pues salir de lo común, utilizar lo que nos diferencia del resto de la naturaleza para estudiar lo que a su vez es único para la especie humana.
Experiencias paranormales tuve por primera vez en el Cuzco en un hotel antiguo en donde fui testigo de la aparición de una figura oscura que irradiaba sentimientos negativos la cual no podía explicar de donde vino ni cómo desapareció. Mi raciocinio decía que lo que veía no era verdad pero los hechos abofeteaban esa posibilidad. De allí mi interés de investigar por qué paso eso, ¿era real? ¿Era un sueño?
Es aplicar mis conocimientos históricos y científicos en la búsqueda de entender estos fenómenos. Desde que la especie humana tomo conciencia de su entorno ocurren estas cosas y seguirán ocurriendo, pero la búsqueda del porqué, del cómo y hacia donde va me motiva. En lo personal no hay nada más gratificante hacer una investigación con varias hipótesis y ver que éstas sean comprobadas y resueltas.